Bienvenidos a adolestreinta
Cumplí treinta años en diciembre, el día que nació este blog. En aquel momento mi pareja estaba en alemania enterrando a su madre, no vivo en el mismo lugar que mi familia y mis amigos estaban de vacaciones "papanoelianas". Mi única compañía durante las navidades y mi cumpleaños fue mi pez "Chindasbinto". Y decidí que lo mejor era subir una montaña por delante de la que paso casi cada día con el coche. Fue una celebración frugal, pero resultó suficiente para llegar cansado a casa y acostarme a dormir pronto.
En diciembre decía que nació el blog, aunque es hoy cuando empiezo a escribirlo. Seguro que esta espera tiene que ver con lo que al final salga de ella. Tengo treinta años. La pesada de Coixete (o como se escriba) diría que soy demasiado viejo para morir joven. Pero la verdad es que ya no soy promesa de nada, tengo la edad a la que se retiran los futbolistas. En mi cabeza sólo quedan sueños. Recuerdo que soñé con ser escritor hace como diez minutos la última vez, es un sueño recurrente que se ha producido durante los últimos veinte o veinticinco años. Pero entre ellos se entremezclan algunas otras realidades. Actúo en obras de teatro, imparto talleres, leo a los ancianos de mi comunidad...
El otro día me conecté a una página de esas de juegos en linea para adolescentes, y jugué varias partidas de billar. Todos mis rivales me bapuleaban. las chicas me preguntaban las mismas cosas.
- ¿Edad? (Bueno realmente creo que fue con alguna de esas abreviaturas nuevas que por algún misterioso motivo descifro pero no llego a componer)
- Contesto- Treinta-
Entonces apareció un mensaje en letras rojas sobre el tapiz virtual de billar: "Su rival se ha desconectado" A partir de entonces tengo veintiuno.
Habiendo aprendido de este error cual "Bill Murray" en "el día de la marmota", cada muchacha que me pegaba una brutal paliza en el dichoso juego, seguía un patrón de respuestas casi idéntico, no muy dificil de seguir. Aprovechando que soy la última gloriosa promoción de españoles que estudió E.G.B. descubrí que si entre tiro y tiro no contestas a lo que te dicen se desconectan y que el juego no es más que una excusa para la sociabilización.
-¿Edad?
-Trein... Veintiuno, veintiuno.
-¿De dónde eres?
- De San Periquitín del Bosque
-¿Como te llamas?
- Ricardo
Y así hasta el infinito. Pero entre una cosa y otra una de ellas me dijo ser chilena, tener diecinueve años y tenerlo todo muy claro en la vida. Ahí sí que me sentí mal. Porque yo no tengo ni idea de nada que tenga que ver conmigo. Tengo la capacidad de convencer a cualquiera de casi cualquier cosa, y a la vez mantener correspondencia epistolar con otra persona y convencerla de lo contrario. Pero en lo que se refiere a mi no tengo ni idea de nada. Y resulta que una chilena de diecinueve años, lo tiene todo clarísimo. Tendré que emigrar a Chile.
Bueno y ya lo dejo porque si lo digo todo hoy, no me queda nada para mañana. Y en San Periquitín del Bosque no hay mucho material para escribir.
Saludos
3 comentarios
Laura -
Llegué aqui cotilleando por los comentarios de Nebulina ;)
Un saludo!
adolestreinta -
nebulina -
Tiene buena pinta tu blog, me lo apunto. Parece qeu compartimos cosillas...muchas gracias por lo qu edices en mi blog, anima leer cosas así.
Un besazo!